Tú y yo no conocemos nuestra belleza,

sin querer ni notarlo salimos

a nuestra búsqueda y encuentro.

Las palabras del viento

se pierden en el humo,

y no hay luces para verte,

o viento para bailar,

no hay calor, no hay verdad.

En la ciudad de los ángeles caídos,

la belleza se extingue a pedazos,

en platos sucios,

rompiéndose bajo un puente,

reflejando un infinito y caleidoscópico,

sólido azul oscuro.

Su eco se hace lugar a través del smog,

nos dice que vivimos arrodillados,

frente a un lienzo de proporciones desconocidas.

En la ciudad de los ángeles caídos,

las estrellas siempre se mueven,

la belleza transmuta,

y los cristales no muestran la verdad

de tus lagrimas que en silencio dicen:

«algo no está bien»

Ser persona es un trabajo de tiempo completo,

ser persona no te hace ser mejor persona.

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