Solo y sin tierra me encontré, lejos aún de mis sueños, confundido y asustado. No entendía cómo era posible querer acercarme a un lugar durante tantos años y estar a una distancia aún mayor.
Los pensamientos son telarañas tejidas en la tormenta, formateados por el contexto temporal. 

Rodeado de recuerdos, noté que ese era mi destino, ser un recuerdo, y no estaba siendo el que quería ser. Mi pecho se achicharra como la grasa al fuego cuando pienso en ello…, ser un recuerdo ¡qué honor tan terrorífico! ¡que peso! ¿Cómo puedo asimilarlo? Mi ser alerta que se transformará en una memoria, y asustado abraza al olvido; pero no somos olvido, somos presente. El tiempo es una paradoja, lo único certero sin serlo; ni el pasado ni el futuro son reales, solo el presente.

Como puedo lograr ser el cambio que quiero sin miedo al rechazo, al fracaso, al olvido, ¡sin miedos! Es mi deber pintar el cuadro que las personas mirarán al recordarme.

¿De eso se trata la vida? Pues sí mijo, de ser quien eres aunque no lo logres.

No sueñes, haz.

Olvídate del tiempo, porque el tiempo te olvidará. 

Sé ahora, es lo único que hay.

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