En tu cuello se encontraron 

el óxido del metal,

el aroma de tu piel,

y ese perfume.

Dos palomas se encontraron en tu cuello.

  • Dímelo – le dijo una paloma a la otra que se escondió bajo su ala – ¡dímelo!- insistió aleteando.
  • Si te lo digo me olvidarás, como el príncipe Iván olvidó a Elena La Sabia.

Las aves se deshacen en mensajes, papeles, letras, en humo entre besos donde laten traiciones, mas no se saben los traidores. En espectros de toxinas, imaginación libertina, en susurros por lo bajo que hablan sin intención, siendo solo el epitafios de una falsa ambición.

En la esquina de tu cuello el viento suspiraba, cantaban fantasmas:
“No te mates, no te mueras, no te tires, no te muerdas, ni por tí, ni por mí”

Una gran bocanada de aire a la vuelta de tu cuello me hizo sentir que estaba vivo, que era un adulto recién nacido a quien su clavícula le causaba vértigo. Entendí que en tu cuello la realidad es diferente, entendí y visualicé todo; la evolución de la médula ósea a través de milenios para desarrollar la maquinaria de hueso y sangre que somos, que soy. Todo lo que había tenido que pasar para haber podido llegar ahí, a tu cuello.

  • ¿Cual es tu veneno?
  • Mi veneno eres tú.

El descanso del descanso,

la sonrisa de la felicidad,

la mueca de la picardía,

lo anormal en el sentido común.

La cabeza como telar,

araña sigilosa,

depredador incontrolable,

inentendido, imparable.

Cuán ciegos tenemos que estar

para ciertas decisiones tomar,

romper límites para encontrarse

recordar para olvidarse.



He dicho que no,

he dicho que sí,

he sido el error,

por fin ya no importa.



Toquemos el cielo,

seamos reyes,

seamos polvo,

seamos posible,

seamos razón.



El óxido del metal, se mezcla con el aroma de tu piel, y ese perfume…, que me dificulta ver la verdad.

Una cicatriz,

el dolor de la confianza,

habla de la matanza

de aquello que esperamos.

¿Que es lo que peor sería?

Volver atrás,

lo que más deseamos,

y lo que peor sería,

no hay marcha atrás.

¿De que te sirve el mundo

si en él pierdes tu alma?



Es que, 

al final,

sigues estando tú,

aunque ya no estés.

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