La luz que entra por la ventana
me dice qué necesito para vivir.
Aunque no haya luz ni ventanas,
necesitamos ser.
El espacio físico,
que rompemos, ocupamos,
trascendencia temporal
de un deseo.
No necesitamos máscaras,
botellas vacías,
cuentos de hojas en blanco.
¿Adónde vas cuando miras el horizonte?
Somos recuerdos,
somos olvido,
somos perdón,
somos un límite.
Las necesidades
encubren una necesidad.
Mira más allá del jardín seco,
hay majestuosas montañas.
El sudor envuelve el cuerpo,
los ojos esconden intenciones,
las manos, decisiones.
Pero siempre manda el corazón.
Eterna subasta,
laberinto de conveniencias,
quién puede juzgar,
si esto es supervivencia.
Quién puede entender,
lo que estando vivo cambia,
lo que es siempre pura ansia.
Quién puede leer la vida a primera vista.
El mismo espacio que ejercemos,
lo que somos,
es lo que en verdad necesitamos,
somos nuestra única necesidad.