«Él era quien tenía la luz, a veces iluminaba lugares que no debían ser iluminados, otras miraba inmóvil, moribundo y esperanzado las escenas, como cuadros desde la oscuridad de la sombras, día tras día.
Era una noche calurosa de brisa cautivadora, él registró un desconocido olor que decidió seguir para descifrar; a medida la fragancia se hacía más intensa podía divisar sus matices y tonalidades. Siguiendo el rastro aromático sintió lo que le parecía el singular y confuso olor a lo incomprendido, luego al temor que se le tiene al amor, después a intercambios diferentes pero equivalentes, también al hecho inevitable de vivir, de cambiar. Siguió hasta finalmente encontrar al responsable de esas sensaciones, era una bestia que descansaba.
La bestia dormía para despertar, descamisada y encorsetada, sonreía de a ratos, hiperventilaba; gritaba en sueños lo que ocasionalmente le hacía despertarse llorando pero volvía a descansar entre sollozos. Al verla sufrir cíclicamente en su descanso tuvo la intención de socorrerla, pero no le pareció prudente despertar a una bestia. Ella soñaba lo común y aleatorio de los sueños: no equivocarse, caminar por la calle con un ramo de flores perfumadas, conocer a alguien que le haga sentir esa armonía y regocijo tal que lleva a los animales a querer lamer al otro. No tenía ojos y se mantenía en reposo, por lo que no podía distinguir con certeza lo que imaginaba, sus sueños,lo real y lo importante.
Cuando comenzó a alejarse para seguir la guardia, la bestia murmuró por lo bajo, dormida o despierta:
<“No importa lo que importe, los dibujos en tu sangre siempre te recordarán quién eres. La llave, el límite.> .
A veces la veía, otras soñaba con ella, en ocasiones sentía que él era ella. Ya no sabe si despertarla, si despertarse, si despertarte, si soñar o ser el sueño.
Esto es lo que sentí, lo que ví, lo que viví «.
Ese es el registro de los acontecimientos de la guardia nocturna, buenos días y buenas noches, ha concluido mi última ronda. Esto terminó al momento de empezar, solo esperaba pacientemente el momento justo para poder mostrar mis dientes.
BItácora guardia nocturna.
Lavapiés, Madrid, España..
29/10/19.
En honor a la memoria de Carlos Celdrán, un gran amigo y artista de corazón.