Es tan natural,

determinante y necesario,

ese crucial y sin retorno momento

en la vida del hombre,

en el que se tiene que mandar

todo «al carajo»

o «a tomar por saco»,

que tiene un sinfín de traducciones.

Nocturnas sombras,

decoloradas por toxinas,

simbolizan danzando la miseria;

intentan atraer,

incitar a tocar ese fondo.

Todo es mentira,

como Santa Claus,

como una hamburguesa divertida;,

una hamburguesa no es divertida,

es una hamburguesa.

Insinuantes figuras

en su eterno limbo,

donde siempre se empieza

desde el principio,

de la primera vez,

pero con más historias

dolores y temblores.

Ellas parecen divertirse

mientras nos resignamos al olvido

que queremos ser,

siendo tan solo recuerdos.

No tengo nada,

simplemente memorias sueltas en papel picado….

¿me abrigarán en el frío del amanecer?

¿acallaran los gritos de los locos?

¿me guiarán en la penumbra?

Luz,

sudor,

agua… .

Finalmente,

no me toca más mañana,

me toca hoy y todos los días.

Hoy me toca mandar todo al sexto pimiento,

porque es lo mejor y mas justo para todos.

Hoy también me toca tomar un vaso de agua,

¡y ya era hora por el amor de Dios!

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