«Nunca seré feliz de esta manera»

el pensamiento resuena, hueco,

en construcciones de auras abandonadas,

con ese hedor a derroche emocional,

que evoca a la manipulación del alma.

Los días siempre pasarán,

lo no cierto se volverá verdadero,

mundos se crearan constantemente,

mientras perdemos la mirada

liberando nuestra mente.

El mal se disfrazará de bien

haciendo quedar mal al bien;

sumiso, indeciso, con su libertinaje sinuoso y precavido

gritando borracho desde un rincón.

Pero no más:

soy el último en pie;

reclamo eternamente un trono imaginario,

mientras me pierdo y encuentro.

Semblante parco,

mirada fija e impávida,

sin temblores ni dudas.

Mas si existe un Dios,

sabrá que he pensado en tu bien,

cacho e’ pobre diablo,

a la deriva en un mar de mentiras,

cloro, semen y promesas rotas.

Las trampas muestran la verdad,

a través de una lógica inversa.

La ausencia de luz,

la soledad con sus pasionales e imperativos rostros,

y los llantos ciegos y desvalidos,

esconden una razón.

¡Entonces el significado SÍ existe!

Es creado al necesitarlo,

en el momento quererlo,

al instante de pensarlo.

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