«Perfectamente imperfecto»
Hay un hombre con pijama de niño sentado en un halo de luz en medio de la oscuridad, tiene los ojos vendados. Trova:
El narrador
en algún momento
dejara de serlo,
para convertirse en la historia.
No tengo nombre,
entonces no puedes llamarme,
recordarme ni olvidarme;
porque soy el malestar social,
la desconfianza,
la cicatriz indeleble.
Soy el que vio el semblante
del ángel al caer.
La incuestionable soledad,
la silenciosa condena
en la comodidad de la mentira.
Soy el robo sigiloso,
asumido,
injusto, público.
Soy un monumento a la sangre,
el dolor común,
el rechazo, lo equívoco.
Soy un final desconocido,
yo soy quien dejará de ser.
Lo mejor de lo peor,
la belleza de la mísera realidad,
la inútil y resignada ira
causada por el engaño cotidiano.
Soy las voces en mi cabeza,
en la tuya,
y las de de afuera.
Soy lo anti natural,
la marea en contra,
lo que quería y no debía ser,
en una infinita quietud de nada.
Soy el silencio eterno,
el sonido necesario,
el mal olor,
el mal gusto.
Soy la más hermosa de las plantas,
y la más fiera de las bestias.*
Soy la increíble, terrible,
inverosímil y hermosa verdad.
Eso sí,
hay alguien que cree que tenemos algo en común,
hay algo que tenemos en común.
(Se quita la venda de los ojos)
Tambien soy un humano,
nací y moriré.
Sin saber lo que es la libertad,
sueño todos los días con ella.
Y sin saber a que le temo tanto,
fantaseo con el día,
en el que no tenga más miedo.
* Referencia al canto de Amergin, del cuento
«Como le fue puesto el nombre a Irlanda» por Lady Gregory