Gritos enojados
en la desesperación
del desentendimiento,
Conscientes su inconsciencia.
¿Por qué me levanta la voz?
¿Qué reclama?
Todo lo que tengo soy yo
y mis historias son terminar.
No les hagas daño a mis letras,
no soportaría una cuarta vez.
Ellas son inocentes,
el volcán no tiene la culpa de serlo.
Mirada temblorosa,
punto inalcanzable,
infinito,
atención dispersa.
No existe el exterior,
no hay interior,
la mirada escapa
del temor,
Horror,
asfixia,
dolor que aumenta
sin detenerse,
desprendiéndose infinitamente sin hacerlo.
Aunque el perdón de nada sirva,
hasta que conozcamos a la muerte,
podemos hacer un mejor lugar.
Nunca es tarde para lo que vale la pena.
Somos lo que queda.